No se que bicho me pico, no se que musa me visito, no se de donde salio. La cuestión que en mis eternas discusiones con mi conciencia, tratando de entender un poco más al ser humano, no desde la parte médica, eso es relativamente sencillo, sino desde el lado oculto, ese lado que a veces nos sorprende gratamente, y otras veces nos aterra, el lado de adentro, el lado que solo vemos realmente en otros cuando nos invitan a verlo, se me apareció de la nada una curiosa idea.. y decidí comparar las personas con focos de luz. Comparación que peca de simple, pero quizás esa sea su mayor virtud. No habrá jamás nada tan complicado como un ser humano... ni tan enriquecedor. Por eso quizás debamos ir por partes, con cosas simples y cotidianas. Ustedes juzguen a través de sus comentarios.
Hay focos que emiten una luz poderosa, que ilumina todo lo que se le acerca, alejando oscuridad, miedo y duda. Son escasos, contados, finitos... pero indispensables. No existiría nada sin ellos. Son el tipo de foco envidiado, y por ello muchas veces se les intenta apagar, ocultar o despreciar.
Hay focos que solo iluminan de noche, llenos de purpurina y de formas elegantes. Salen en todas las fotos nocturnas. Pero de día no se los nota, pasan desapercibidos bajo la luz de los focos más brillantes pues lejos de su ambiente natural, brillan poco y nada.
Hay focos que iluminan pero a costo de gastar grandes recursos energéticos, son muy poco económicos, y si no se cumple con sus demandas se apagan, dejan de brillar, y buscan una nueva fuente de energía. Son focos con un disbalance costo/beneficio. Focos exclusivos, solo para aquellos con un gran poder adquisitivo.
Hay focos que calientan más de lo que iluminan. Especiales para lidiar con el frío de la soledad. Ha de ser por eso que son buscados sobretodo en las noches. Lástima que el calor se torne aburrido en algún momento, pues uno necesita luz para vivir.
Hay focos de formas bizarras, que no se corresponden con el esteriotipo de "bello foco". Pero cuando se encienden uno puede sorprenderse con la fuerte luz que emanan. Es una ley natural, la compensación. Han de brillar más para disimular lo que algunos podrían pensar es un defecto estructural.
Hay focos longevos, de larga duración, tan larga que uno se pregunta cuando se irá a apagar, pues su presencia no aporta demasiado, brillan poco. Por otro lado los focos más intensos y luminosos no suelen durar tanto, les importa más la calidad que la cantidad.
Hay focos refractarios, que solo brillan es presencia de focos luminosos. Su luz proviene de fuentes externas. Su existencia se remite a mostrar lo que otros producen. No invierten nada.
Hay focos que alumbran poco individualmente, pero asociados y coordinados entre muchos forman una poderosa fuente lumínica. Claro que todos deben ser de tipos similares. Hay poca tolerancia para las diferencias.
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